lunes, 21 de enero de 2008

¡¡¡POR FIN TERMINARON LOS EXÁMENES!!!

Con la gracia de Dios, este pasado viernes 18 de enero terminamos los gloriosos y tan esperados exámenes que nos tuvieron de un lado para otro y de noches de desvelos durante dos semanas seguidas.
Y es que terminar un semestre y mas cuando te queda solo uno de la etapa de la Filosofía, te preguntas y a la vez te asombras que poco apoco vas llegando a la meta que una vez te propusiste.
En fin!!!, gracias a Dios ya terminamos y comenzamos a estudiar para el tan esperado EXAMEN UNIVERSA...(que Dios nos agarre confesados).
Mientras tanto sigamos adelante, que aun queda un buen de semestres por cursar...
Que Dios los bendiga...

viernes, 11 de enero de 2008

OCTAVARIO POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2008





Tradicionalmente, la Semana de oración por la unidad de los cristianos se celebra del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson para cubrir el periodo entre la fiesta de san Pedro y la de san Pablo.Son unos días de súplica a la Santísima Trinidad pidiendo el pleno cumplimiento de las palabras del Señor en la Última Cena: “Padre Santo, guarda en tu nombre a aquellos que me has dado, para que sean uno como nosotros” (Juan 17,11). La oración de Cristo alcanza también a quienes nunca se han contado entre sus seguidores. Dice Jesús: Tengo otras ovejas que no son de este redil, a ésas también es necesario que las traiga, y oirán mi voz y formarán un solo rebaño con un solo pastor (Juan 10, 16).En el Octavario por la Unión de los Cristianos pedimos por nuestros hermanos separados; hemos de buscar lo que nos une, pero no podemos ceder en cuestiones de fe y moral. Junto a la unidad inquebrantable en lo esencial, la Iglesia promueve la legítima variedad en todo lo que Dios ha dejado a la libre iniciativa de los hombres. Por eso, fomentar la unidad supone al mismo tiempo respetar la multiplicidad, que es también demostración de la riqueza de la Iglesia.En el Concilio de Jerusalén, al tratar de los preceptos, los Apóstoles decidieron no imponer “más cargas que las necesarias” (Act XV, 28).Con ocasión de este octavario podemos dar un paso en ese identificarnos con los mismos sentimientos de Jesús. Concretar oración y mortificación pidiendo por la unidad de la Iglesia y de los cristianos. Este fue uno de los grandes deseos de Juan Pablo II (Encíclica Ut unum sint, nn. 1 a 4), y lo es asimismo de Benedicto XVI.En estos días pedimos al Señor que acelere los tiempos de la ansiada unión de todos los cristianos. ¿La unión de los cristianos?, se preguntaba nuestro Padre. Y respondía: sí. Más aún: la unión de todos los que creen en Dios. Pero sólo existe una Iglesia verdadera. No hay que reconstruirla con trozos dispersos por todo el mundo (Homilía, Lealtad a la Iglesia).La Iglesia es Santa porque es obra de la Santísima Trinidad. Es pueblo santo compuesto por criaturas con miserias: esta aparente contradicción marca un aspecto del misterio de la Iglesia. La Iglesia que es divina, es también humana, porque está formada por hombres y los hombres tenemos defectos, todos somos polvo y ceniza (Ecclo 17, 31), cita n.P.Por nosotros mismos no somos capaces sino de sembrar la discordia y la desunión. Dios nos sostiene para que sepamos ser instrumentos de unidad, personas que saben disculpar y reaccionar sobrenaturalmente.Demostraría poca madurez el que, ante la presencia de defectos en cualquiera de los que pertenecen a la Iglesia, sintiese tambalearse su fe en la Iglesia y en Cristo. La Iglesia no está gobernada por Pedro, Pablo o Juan, sino por el Espíritu Santo. Jesús tuvo 12 Apóstoles, uno le falló...Nuestro Señor funda su Iglesia sobre la debilidad –pero también sobre la fidelidad- de unos hombres, los Apóstoles, a los que promete la asistencia constante del Espíritu Santo.La predicación del Evangelio no surge en Palestina por la iniciativa personal de unos cuantos. ¿Qué podían hacer los Apóstoles? No contaban nada en su tiempo; no eran ni ricos, ni cultos, ni héroes a lo humano., Jesús echa sobre los hombros de este puñado de discípulos una tarea inmensa, divina. No me elegisteis vosotros a mí, sino que soy yo el que os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto sea duradero, a fin de que cualquier cosa que pidieres al Padre en mi nombre, os la conceda (Juan 15,16).Desde hace siglos la Iglesia está extendida por los cinco continentes; pero la catolicidad de la Iglesia no depende de la extensión geográfica, aunque esto sea un signo visible. La Iglesia era Católica ya en Pentecostés; nace Católica del Corazón llagado de Jesús. Ahora, como entonces, extender la Iglesia a nuevos ambientes y a nuevas personas requiere fidelidad a la fe, y obediencia rendida al Magisterio de la Iglesia.Desde hace dos mil años, Jesucristo quiso construir su Iglesia sobre una piedra: Pedro, y el Sucesor de San Pedro en la cátedra de Roma es, por eso, el Vicario de Cristo en la tierra. Hemos de dar gracias a Dios porque ha querido poner al frente de la Iglesia un Vicario que la gobierne en su nombre. En estos días hemos de incrementar nuestra plegaria por el Romano Pontífice y esmerarnos en el cumplimiento de cuanto disponga.San Pablo, a quien el Señor mismo llamó al apostolado, acude a San Pedro para confrontar su doctrina: “subí a Jerusalén para ver a Cefas, escribe a los Gálatas, y permanecí a su lado quince días”. (I,18).El Octavario concluye conmemorando la conversión de San Pablo. El martirio de San Esteban, dice San Agustín, fue la semilla que logró la conversión del Apóstol. Dice textualmente: “Si Esteban no hubiera orado a Dios la Iglesia no tendría a Pablo” (cfr. S. Agustín, Serm, 315,7).El principal obstáculo para la conversión, dice Scott Hahn son los mismos católicos... El principal apostolado que hemos de realizar en el mundo es contribuir a que dentro de la Iglesia se respire el clima de la auténtica caridad.


Este año 2008 se cumple el primer centenario de esta jornada de oración. Sigamos orando para que cada día Dios nos una mas y encontramos el camino de la unidad.

miércoles, 2 de enero de 2008

COMENZAMOS CON ANIMO EL 2008


La llegada del Año Nuevo despierta en nosotros la esperanza de tiempos mejores. Por ello nos saludamos deseándonos un año lleno de felicidad, de prosperidad, de paz y alegría. Sabemos que esto depende en gran parte de nosotros, que también nuestras manos deben construir nuestra esperanza, y hacemos buenos propósitos para dejar hábitos nocivos a la salud, actitudes que dificultan la armonía en el hogar o en el trabajo, conductas que nos alejan de Dios nuestro Padre. Comprendemos que la construcción de un mundo mejor comienza con la mejora de nuestra persona, de nuestro corazón. Aunque no sepamos con seguridad cómo serán los días que están por venir, las oportunidades y las alegrías que nos traigan, los retos y las dificultades que nos presenten, podemos iniciar el año nuevo con un sentimiento grande de confianza. Dios nuestro Padre es el Señor de la historia, nada escapa de su mano, y nos ha mostrado su amor entregándonos a su Hijo, que se ha hecho uno de nosotros. El Señor Jesús prometió estar con nosotros todos los días y está a nuestro lado aun al recorrer caminos en los que nadie puede hacernos compañía. En Él nuestra vida encuentra sentido y tiene su plenitud. Podemos empeñarnos en hacer el bien y buscar lo que es justo, aunque en apariencia no tengamos éxito o encontremos mucha oposición. Eso es fuente de esperanza para muchas personas, a nosotros nos hace humanos, y a través de nuestro actuar el Señor transforma la realidad y hace presente el reinar de Dios entre nosotros.

Asi, que encomendemos a Dios este nuevo año que comienza y pidamos al Espiritu Santo que nos ilumine...

¡FELIZ AÑO NUEVO!